El año de los ineptos

Este año está siendo el año de los ineptos. Menos mal que parece que ya se acaba. Empezó con aquellos problemas con las compañías telefónicas, luego con los problemas del seguro y ahora ya estamos con los problemas con los bancos.

Esta semana pasada por fin se produjo la firma de la venta del apartamento. Tal como comentaba con unos compañeros de trabajo, hasta ahora he comprado tres casas. Durante un tiempo, de hecho, hubiera podido decidir en cuál de las tres dormir ... de haberme dejado el inquilino. Bueno, al menos en dos. Ahora ya solo me queda una. De haber comprado a precios de crisis, hoy no tendría hipoteca. Pero no es así, en las dos casas que vendí, el precio de venta ha sido sustancialmente inferior al de compra, un 25% o así. Una la compré justo antes de la crisis y otra justo después. Ambas con precios por debajo de los máximos de la burbuja pero muy por encima de los mínimos de la crisis. Sin embargo, la casa actual vino a corregir esos excesos pues la pudimos comprar a un precio de mínimos de crisis.

En cualquier caso, tres inmuebles no es sostenible a no ser que quieras asumir el riesgo de un inquilino como el que me destrozó el apartamento. Y yo no lo quería así que la operación que empezó hace cuatro años, cambio de dos casas pequeñas por una grande, ha culminado esta semana. Oficialmente ya solo tengo una hipoteca y una cuenta en Liberbank que no veo la hora de cerrar.

Lo de Liberbank no tiene por dónde cogerlo. No solo he recibido un trato más que mejorable en los últimos meses sino que encima para cualquier trámite te piden ir a una sucursal. Bueno, a tu sucursal, dicen ellos. Pero mi sucursal está como a 20 kilómetros de casa en un sitio que está en dirección opuesta al trabajo. Y se supone que allí debo ir para cosas como:
- Pedir la no renovación del seguro de hogar del apartamento que ya no tengo.
- Pedir la no renovación del seguro de vida asociado a la hipoteca que ya no tengo.
- Pedir que me reintegren la comisión ilegal que me cobraron a pesar de que les advertí que en el pasado ya me la habían cobrado, la había reclamado y la tuvieron que devolver.

Esta última es especialmente dolorosa. No solo porque se lo comuniqué por teléfono y porque le reenvié su correo de hace dos años en el que reconocen que yo tenía razón, que habían cobrado una comisión que iba contra el documento de buenas prácticas del Banco de España al que todos los bancos (en particular Liberbank) se habían voluntariamente adherido. En este caso al volver a pedir el reintegro de la comisión me dicen que tengo que ir personalmente a una oficina y poner una reclamación en atención al cliente.

Con el fin de no tener que acudir, intenté la atención por Whatsapp, canal al que había acudido recientemente con escaso éxito, para volver a comprobar que se limitan a enviarte un documento interno en el que te dicen que tienes que hacerlo en persona o firmar tu correo con una firma digital.

Todo tiene una gran lógica, te atiendo por teléfono, por correo electrónico y hasta por Whatsapp pero para devolverte una comisión ilegal que ya me habías advertido que ibas a reclamar, hago que te desplaces a una oficina a 20 kilómetros de tu casa porque yo, en mi afán de cerrar oficinas en Málaga, cerré no solo la que estaba en tu pueblo sino también las que tenías a una distancia más aceptable.

Así pues, sí, el año de los ineptos espero que se acabe con el cierre de la cuenta de este banco. De hecho este mismo fin de semana empezaré a pasar todos los recibos a otras cuentas. A ver si, con suerte, Papá Noel me trae de regalo el cierre de la cuenta. Esperaría a los Reyes pero no creo que se lo merezcan.

Un saludo, Domingo.
P.D. La gestoría del otro banco tampoco es que salga mucho mejor parada. Me llamaron el día antes de la firma para preguntarme (a mí) si toda la documentación estaba ya en la notaría. Y después hicieron una transferencia a Liberbank con un error en el número de préstamo que había que cancelar. Firmé la venta el martes y hasta el jueves por la mañana seguía debiéndole el préstamo al banco.

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