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Mostrando entradas de octubre, 2018

No debe ser fácil

Trabajo en una startup. No sé ahora mismo cuál sería la palabra en español. Es una pequeña empresa tecnológica que comienza y que, a partir de una idea a la que se le presupone un gran futuro, quiere convertirse en una grande. Quien vea la serie de televisión Silicon Valley, lo comprenderá mejor. Una startup o una empresa que nace en general, debe tener unos inicios más o menos complicados. Esos inicios pueden ser más o menos duros dependiendo de quien ponga el dinero en la empresa en el momento inicial. Y eso es casi lo de menos porque lo más duro de esas empresas no suelen ser los inicios sino los finales. Pocas de esas potenciales grandes ideas tienen éxito. Eso significa también que hay alguien, otra empresa, un fondo de inversión, alguien con sus ahorros, pierde gran parte de lo que ha invertido. Por el momento no parece que sea el caso de mi empresa. Tras una fuerte inversión los activos de la misma parece ser que podrían estar valorados en aproximadamente lo que llevan inver

Soneto Aleatorio

Como no hay mucha novedad y ya echaba de menos ejercitar el músculo de la rima ... allá vamos. A ver qué sale. Al revés , la cabeza del revés La Gorra , mejor del derecho Nacional  pasatiempo, ya lo ves, Contestar todo y nada hecho, Bizco estoy de medio ojo, Tomo otro papiro con desprecio, Alfabeto escrito en trazo rojo, Luz de vela que deslumbra al necio. Semilla joven de floración añeja, Pisada firme de paso incierto Estacionar  en el quinto infierno, Lucir Corpiño en pleno invierno, Planear errores con gran acierto, Cirugía láser y parecer más vieja.

Malabares

Mi trabajo diario es algo así como un entrenamiento de malabares. 8 horas en las que voy saltando de una cosa a otra, parando casi siempre en la del medio. Mantienes en el aire cinco, seis, siete pelotas. Y no se caen. Normalmente uno tiene tan automatizado el mecanismo que da igual que las bolas sean tres o siete. Simplemente se mantienen en el aire todo el tiempo que hagan falta. Al final del día, recoges las bolas, las guardas y te vas con la satisfacción del trabajo bien hecho (otras veces solo con la satisfacción del trabajo hecho a secas). Sin embargo, hay momentos en los que cuesta. No sabe cuántas son las pelotas que hay en el aire, solo que son muchas y que alguna que otra se cae. Es inevitable, no somos máquinas. No son muchas las que se caen y a veces ni siquiera son importantes, pero a ti te afectan. Es cuando sabes que estás llegando a tu límite. No es un límite emocional, no es un límite mental (al menos no todavía), es solo un límite de trabajo en paralelo. Tienes que