Un año
Mañana hará un año del fallecimiento de Pablo Ráez Martínez. Un año que ha pasado tan rápido para unos e imagino que tan lento para otros.
Esta semana me llamaron por si podía ir al Centro Regional de Transfusión Sanguínea de Málaga ayer viernes. Iban a ir periodistas del Diario Sur de Málaga convocados por el Centro y allí harían algunas entrevistas y me imagino que recibirían los datos acerca del aumento de donantes de médula que se leerán en los periódicos estos días. Un 300% en 2017 creo que he leído por algún lado.
Lamentablemente no podía ir. La hora, las 11 de la mañana, prácticamente significaba tener que pedir el día en el trabajo o, al menos, la mañana. No sé muy bien por qué pensaron en mí. Posiblemente porque son ya muchos los años, me conocen y saben que hubiera estado encantado de colaborar. De hecho les di la oportunidad de hacerlo por teléfono pero aparentemente querían tomar fotos. Es un periódico, no tiene nada de extraño, por otro lado.
Finalmente, llegamos a un acuerdo posiblemente más que satisfactorio para ellos. Le pregunté a Ester, la hermana de Pablo, si ella quería/podía. Me comentó que estos días estaban siendo casi de acoso por parte de los periodistas pero que la iniciativa le parecía muy bonita y que sí estaba dispuesta a colaborar. Así se lo dije a la responsable del CRTS, le pasé el número y ya ignoro si al final pudo tener lugar la entrevista o no.
Lo que sí he visto es una carta pública de Ester que ha publicado un periódico en línea. La carta es muy emocionante, está muy bien escrita y me dejó pensando que las cosas que escribo yo no son tan bonitas, posiblemente porque la mayoría están escritas desde la cabeza y no desde el corazón.
Pablo no está y dentro de muchos años, Dios mediante, seguirá habiendo testigos y testimonios, unos más mudos que otros, de que un joven de apenas 21 años consiguió él solo y en plazo de tiempo muy corto, mucho más que muchos. Dentro de pocos años, ojalá, la ciencia haya avanzado lo suficiente como para poder detectar y curar esas enfermedades. Lo suficiente como para que los Pablos del futuro puedan vivir una vida larga y plena tras una temporada en un hospital y lo suficiente como para que los chistes gráficos de los Forges del futuro los apaguen la ausencia de temas sobre los que ser mordaz y no un cáncer de páncreas.
Ha pasado ya un año. Vamos a por el segundo. Difrutémoslo por Pablo.
Un saludo, Domingo.
Esta semana me llamaron por si podía ir al Centro Regional de Transfusión Sanguínea de Málaga ayer viernes. Iban a ir periodistas del Diario Sur de Málaga convocados por el Centro y allí harían algunas entrevistas y me imagino que recibirían los datos acerca del aumento de donantes de médula que se leerán en los periódicos estos días. Un 300% en 2017 creo que he leído por algún lado.
Lamentablemente no podía ir. La hora, las 11 de la mañana, prácticamente significaba tener que pedir el día en el trabajo o, al menos, la mañana. No sé muy bien por qué pensaron en mí. Posiblemente porque son ya muchos los años, me conocen y saben que hubiera estado encantado de colaborar. De hecho les di la oportunidad de hacerlo por teléfono pero aparentemente querían tomar fotos. Es un periódico, no tiene nada de extraño, por otro lado.
Finalmente, llegamos a un acuerdo posiblemente más que satisfactorio para ellos. Le pregunté a Ester, la hermana de Pablo, si ella quería/podía. Me comentó que estos días estaban siendo casi de acoso por parte de los periodistas pero que la iniciativa le parecía muy bonita y que sí estaba dispuesta a colaborar. Así se lo dije a la responsable del CRTS, le pasé el número y ya ignoro si al final pudo tener lugar la entrevista o no.
Lo que sí he visto es una carta pública de Ester que ha publicado un periódico en línea. La carta es muy emocionante, está muy bien escrita y me dejó pensando que las cosas que escribo yo no son tan bonitas, posiblemente porque la mayoría están escritas desde la cabeza y no desde el corazón.
Pablo no está y dentro de muchos años, Dios mediante, seguirá habiendo testigos y testimonios, unos más mudos que otros, de que un joven de apenas 21 años consiguió él solo y en plazo de tiempo muy corto, mucho más que muchos. Dentro de pocos años, ojalá, la ciencia haya avanzado lo suficiente como para poder detectar y curar esas enfermedades. Lo suficiente como para que los Pablos del futuro puedan vivir una vida larga y plena tras una temporada en un hospital y lo suficiente como para que los chistes gráficos de los Forges del futuro los apaguen la ausencia de temas sobre los que ser mordaz y no un cáncer de páncreas.
Ha pasado ya un año. Vamos a por el segundo. Difrutémoslo por Pablo.
Un saludo, Domingo.
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