Malabares
Mi trabajo diario es algo así como un entrenamiento de malabares. 8 horas en las que voy saltando de una cosa a otra, parando casi siempre en la del medio. Mantienes en el aire cinco, seis, siete pelotas. Y no se caen. Normalmente uno tiene tan automatizado el mecanismo que da igual que las bolas sean tres o siete. Simplemente se mantienen en el aire todo el tiempo que hagan falta. Al final del día, recoges las bolas, las guardas y te vas con la satisfacción del trabajo bien hecho (otras veces solo con la satisfacción del trabajo hecho a secas).
Sin embargo, hay momentos en los que cuesta. No sabe cuántas son las pelotas que hay en el aire, solo que son muchas y que alguna que otra se cae. Es inevitable, no somos máquinas. No son muchas las que se caen y a veces ni siquiera son importantes, pero a ti te afectan. Es cuando sabes que estás llegando a tu límite. No es un límite emocional, no es un límite mental (al menos no todavía), es solo un límite de trabajo en paralelo. Tienes que acabar algunas de las cosas que tienes empezadas antes de poder acometer alguna otra empresa.
Esa ha sido la sensación percibida en algunos momentos de las dos últimas semanas. Cuando llegué a mi empresa actual hace casi un año, había cinco personas que ya no están o no va a estar a partir de la semana próxima. Y ahora estoy yo solo haciendo gran parte (aunque no todo) de ese trabajo. Es cierto que algunas de las fuentes de trabajo que había entonces se han secado por diferentes razones.Así pues, mi cantidad de trabajo actual podría ser el equivalente al triple que he llegado a tener hace tan solo unos meses. Entonces tenía tiempo para hacer el trabajo que me encomendaban e incluso algún otro que no me encomendaban pero que preparaba para hacer más fácil mi futuro trabajo.
Por lo demás, la semana pasada jugué mi primer torneo de pádel. Fue en el club de la urbanización y la verdad es que estuvo muy bien: perdí todos los partidos y bastantes de ellos por paliza. Sin embargo, hay diferentes matices que hacen que ambas afirmaciones sean compatibles. Fueron cinco los partidos y en tres de ellos tenía en contra a uno de los mejores jugadores lo que hacía el resultado final bastante previsible. Por otro lado, mis partidos no fueron seguidos y eso hizo que tuviera que entrar frío a la mayoría. Por último, si ese torneo se hubiera celebrado el año pasado .... mejor no pensarlo.
Resumiendo, el año pasado yo era el peor jugador del club con bastante diferencia. Ahora mismo estoy entre los peores e incluso si fuera el peor, la diferencia es mucho menor a la del año pasado. Me queda la duda acerca de si debería tomar clases o no. Si mi tiempo libre fuera infinito, sin duda lo haría. Pero no lo es y además ahora mismo tengo un volumen de trabajo que no me permitiría tener las clases a una hora cómoda. Pero bueno, confío en que eso cambie y además que lo haga en los próximos meses a una cierta velocidad. Seguiremos informando.
Un saludo, Domingo.
Sin embargo, hay momentos en los que cuesta. No sabe cuántas son las pelotas que hay en el aire, solo que son muchas y que alguna que otra se cae. Es inevitable, no somos máquinas. No son muchas las que se caen y a veces ni siquiera son importantes, pero a ti te afectan. Es cuando sabes que estás llegando a tu límite. No es un límite emocional, no es un límite mental (al menos no todavía), es solo un límite de trabajo en paralelo. Tienes que acabar algunas de las cosas que tienes empezadas antes de poder acometer alguna otra empresa.
Esa ha sido la sensación percibida en algunos momentos de las dos últimas semanas. Cuando llegué a mi empresa actual hace casi un año, había cinco personas que ya no están o no va a estar a partir de la semana próxima. Y ahora estoy yo solo haciendo gran parte (aunque no todo) de ese trabajo. Es cierto que algunas de las fuentes de trabajo que había entonces se han secado por diferentes razones.Así pues, mi cantidad de trabajo actual podría ser el equivalente al triple que he llegado a tener hace tan solo unos meses. Entonces tenía tiempo para hacer el trabajo que me encomendaban e incluso algún otro que no me encomendaban pero que preparaba para hacer más fácil mi futuro trabajo.
Por lo demás, la semana pasada jugué mi primer torneo de pádel. Fue en el club de la urbanización y la verdad es que estuvo muy bien: perdí todos los partidos y bastantes de ellos por paliza. Sin embargo, hay diferentes matices que hacen que ambas afirmaciones sean compatibles. Fueron cinco los partidos y en tres de ellos tenía en contra a uno de los mejores jugadores lo que hacía el resultado final bastante previsible. Por otro lado, mis partidos no fueron seguidos y eso hizo que tuviera que entrar frío a la mayoría. Por último, si ese torneo se hubiera celebrado el año pasado .... mejor no pensarlo.
Resumiendo, el año pasado yo era el peor jugador del club con bastante diferencia. Ahora mismo estoy entre los peores e incluso si fuera el peor, la diferencia es mucho menor a la del año pasado. Me queda la duda acerca de si debería tomar clases o no. Si mi tiempo libre fuera infinito, sin duda lo haría. Pero no lo es y además ahora mismo tengo un volumen de trabajo que no me permitiría tener las clases a una hora cómoda. Pero bueno, confío en que eso cambie y además que lo haga en los próximos meses a una cierta velocidad. Seguiremos informando.
Un saludo, Domingo.
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